miércoles, 24 de junio de 2009

GÉNESIS 3 - LA MALDICIÓN DEL PARAÍSO


El Génesis es el primer libro de la Biblia y que de acuerdo con la tradición judía fue escrito por Moisés, quien según la misma tradición habría vivido en el siglo XV ac. El Génesis es el libro de los inicios, los dos primeros capítulos hablan de la creación del Universo, de la Tierra, de la Naturaleza y del género humano. En dos cortos capítulos resume el autor el proceso de la evolución mediante la participación divina.

Es en el tercer capítulo donde se muestra toda la ira de Dios, del dios de los judíos. No es mi deseo hacer un análisis religioso de este texto, es tratar de desmenuzarlo en la mirada del hombre prehistórico y sus implicaciones para la humanidad que estaba en proceso de formación. Si bien el texto debió ser escrito entre 1500 a 1400 ac, se plantean dos hipótesis para su inclusión temprana en este libro de esencial importancia para el desarrollo de la civilización occidental por su influencia tanto de la religión judía como posteriormente las cristiana e islámica.

La primera hipótesis es la recopilación oral de las tradiciones, mitos y leyendas que diese un significado a las penurias sufridas por la humanidad y pudiese justificarlas. La otra hipótesis es la inclusión intencionada por parte del autor para legalizar el sometimiento y la violencia padecido por la humanidad y perpetuarlos.

Tratemos de abstraernos de las motivaciones del autor para escribir el texto y analicemos los versículos con una visión de la época que estaba viviendo la humanidad por aquellos tiempos. Para ello debemos trasladarnos al neolítico, aún no existe traza de civilización y los grupos nómadas cazadores están encontrando la forma de asentarse en un territorio.

Los hombres se dedican a la caza y a la protección física de su grupo. Los peligros que brindaba la naturaleza eran variados y muy grandes. Fieras colosales hambrientas que disputaban con los humanos el alimento, siendo los mismos humanos parte de su dieta. Tormentas impresionantes, inundaciones repentinas avasalladoras, vientos indomables, etc. Las mujeres se dedicaban básicamente a la alimentación de los niños y a su cuidado.

Seguramente los humanos habían aprendido muchas cosas de la naturaleza como distinguir que frutos y semillas eran aptas para su alimentación. Pero muchas otras las adquirieron por su nivel de inteligencia más alto que sus compañeros de espacio, por ejemplo el uso del fuego para la protección del grupo y la cocción de alimentos. Igualmente fabricaron herramientas que les facilitaban sus actividades como la caza, la pesca, el desoye de animales, esta última practicada para obtener las pieles que usaban para tapar su cuerpo no por vergüenza sino por necesidad. El género humano es el más inteligente pero a la vez el más frágil.

Volvamos a la mujer quien seguramente esperaba al hombre en sitios relativamente seguros contra los peligros descritos. La mujer se dedicaba a observar la naturaleza, no tanto en contemplación sino en encontrarle utilidad al ambiente donde se encontraba. Seguramente ella observó y comprendió el proceso de la semilla caída, como germinaba y se transformaba en una planta. De dicha comprensión nació la agricultura.

De la misma forma se debió desarrollar la domesticación de las animales. Casi con seguridad éstos se acercaron a los grupos humanos en búsqueda de los residuos de alimentos que dejaban y lentamente fueron adquiriendo confianza los unos y los otros, hasta que el animal se quedó acompañando el grupo. Es posible que fuese algún carroñero tipo hiena, que se convirtió en el noble y leal perro.

Lo que quiero plantear es la forma diferente como se relacionaron los dos géneros con la naturaleza, el hombre se acercó a ella a través del miedo y la agresión, la mujer lo hizo mediante el estudio de los fenómenos y la investigación. La respuesta obtenida, obviamente, fue diferente para cada género, mientras que al hombre la naturaleza le respondió con violencia a la mujer le abrió las puertas del conocimiento. La mujer fue capaz de abrir un canal de comunicación con sus compañeros de planeta, los conquistó y los dominó, porque fue capaz de conocer sus secretos.

Por eso es capaz de hablar con la serpiente. El primer versículo del capítulo 3 del Génesis dice metafóricamente que la mujer tenía la capacidad de escuchar a los animales, quienes con su comportamiento le habían enseñado que era bueno y que era malo para la supervivencia. Sin embargo la mujer llevó a cabo su aprendizaje de manera lenta y con cautela, sabía que al comer fruto equivocado todos podrían morir, ella, sus hijos y los hombres. Lentamente fue adquiriendo conocimiento y sabiduría, con ellos la capacidad de discernir entre lo que era bueno y lo que era malo.

Estudio de prueba y error seguramente, pero en algún momento del proceso evolutivo se dio cuenta que ella tenía el poder de dominar a la naturaleza, incluyendo al hombre. Y en ese momento despertó, podemos decir que perdió la inocencia, abrió los ojos y como pudo le reveló lo que conocía al hombre, abriéndosele a ambos los ojos, comprendieron que podían llegar a dominar la naturaleza e igualmente convertirse en su propio dios.

Recordemos que aún estamos en el remoto pasado, sin organizaciones humanas aún estables, apenas están los grupos reunidos dándose protección mutua. Y la mujer surge como la poseedora del poder, tiene la habilidad de dar vida, de alimentarla y de acabarla. Poder envidiable, sobre todo por el hombre que posee un afán de dominación a la fuerza, destructor.

Se inicia una guerra por el poder, como arrebatárselo a su dueña, un ser en apariencia más frágil, indefenso y sobre todo sensible. Con el tiempo la lucha se fue definiendo, el sometimiento surgió como la forma de contener el poder de la mujer y con el tiempo arrebatárselo, los días del matriarcado estaban contados. La mujer tenía un talón de Aquiles muy grande: su descendencia.

Ese calcañal, sus hijos se convirtieron en su gran debilidad, una madre hará y dará cualquier cosa por protegerlos, y exactamente eso sucedió. El hombre utilizó a sus propios como armas para debilitar a la mujer, la chantajeó y la usó para finalmente arrebatarle todo el poder. Y el mundo se transformó en una tierra maldita, un mundo de dolor, de violencia, de angustia, de hambre, de miseria, de corrupción. Y el hombre la dominó.

¿Qué obtuvo con esa dominación? El poder sobre ese conocimiento de la Naturaleza que se volvió oculto, hermético, tan guardado que solo ciertos individuos tenían acceso a él, era muy riesgoso que los humanos despertarán de nuevo y se hiciesen iguales a ellos. Así nacieron las castas sacerdotales que guiaron todas las religiones y se hicieron poseedoras del poder, tales castas lógicamente eran masculinas, la mujer lo había perdido para siempre.

Con la mentalidad masculina agresiva, violenta y destructiva era muy difícil lograr la comunicación fluida que poseía la mujer con la Naturaleza, de hecho, esa actitud masculina recibió como respuesta una no cooperación natural a sus planes y proyectos, tornándose muy difícil desarrollar la agricultura y demás labores del campo, que hicieron muy difíciles el progreso de esas nacientes comunidades. Y el trabajo se tornó más importante y necesario, trabajar la maldita tierra exigía manos más fuertes que toco buscarlas en otras comunidades, tomarlas por la fuerza, someterlas, instaurando la esclavitud.

El escriba pudo, quizás, solo redactar la antigua leyenda que daba consistencia a las organizaciones humanas de su época, ya mucho más desarrolladas, seguramente ya habrían pasado más de dos mil años desde que se había iniciado ese ciclo y se necesitaba plasmarlo para perpetuar su nación y su religión.

Pudo igualmente hacerlo con conocimiento de causa, es decir a sabiendas de las consecuencias que habrían de causar sus palabras, al fin y al cabo provenía de las castas sacerdotales y conocía las verdades herméticas del poderoso imperio egipcio.

Cualquiera hubiese sido la motivación del escriba, la consecuencia más importante de la Maldición del Paraíso ha sido el dolor permanente en que se ha desarrollado la humanidad desde sus orígenes y que hoy en día parece ser ya incontenible.

martes, 23 de junio de 2009

GÉNESIS 3 - EL TEXTO BIBLICO


1. La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que Iahveh Dios había hecho. Y dijo a la mujer: "¿Cómo es que Dios os ha dicho: No comáis de ninguno de los árboles del jardín?"
2. Respondió la mujer a la serpiente: "Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
3. Mas del fruto del árbol que está en medio del jardín, ha dicho Dios: No comáis de él, ni lo toquéis, so pena de muerte."
4. Replicó la serpiente a la mujer: "De ninguna manera moriréis.
5. Es que Dios sabe muy bien que el día en que comiereis de él, se os abrirán los ojos y seréis como dioses, conocedores del bien y del mal."
6. Y como viese la mujer que el árbol era bueno para comer, apetecible a la vista y excelente para lograr sabiduría, tomó de su fruto y comió, y dio también a su marido, que igualmente comió.
7. Entonces se les abrieron a entrambos los ojos, y se dieron cuenta de que estaban desnudos; y cosiendo hojas de higuera se hicieron unos ceñidores.
8. Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín.
9. Yahveh Dios llamó al hombre y le dijo: "¿Dónde estás?"
10. Este contestó: "Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo; por eso me escondí."
11. El replicó: "¿Quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?"
12. Dijo el hombre: "La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí."
13. Dijo, pues, Yahveh Dios a la mujer: "¿Por qué lo has hecho?" Y contestó la mujer: "La serpiente me sedujo, y comí."
14. Entonces Yahveh Dios dijo a la serpiente: "Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás, y polvo comerás todos los días de tu vida.
15. Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje: él te pisará la cabeza mientras acechas tú su calcañar."
16. A la mujer le dijo: "Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con dolor parirás los hijos. Hacia tu marido irá tu apetencia, y él te dominará.
17. Al hombre le dijo: "Por haber escuchado la voz de tu mujer y comido del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito sea el suelo por tu causa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida.
18. Espinas y abrojos te producirá, y comerás la hierba del campo.
19. Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado. Porque eres polvo y al polvo tornarás."
20. El hombre llamó a su mujer "Eva", por ser ella la madre de todos los vivientes.
21. Yahveh Dios hizo para el hombre y su mujer túnicas de piel y los vistió.
22. Y dijo Yahveh Dios: "¡He aquí que el hombre ha venido a ser como uno de nosotros, en cuanto a conocer el bien y el mal! Ahora, pues, cuidado, no alargue su mano y tome también del árbol de la vida y comiendo de él viva para siempre."
23. Y le echó Yahveh Dios del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.
24. Y habiendo expulsado al hombre, puso delante del jardín de Edén querubines, y la llama de espada vibrante, para guardar el camino del árbol de la vida.